El grupo «Oración de las Madres» se inició en Inglaterra en noviembre de 1995 y se ha extendido rápidamente por todo el mundo con contactos en más de 100 países. Cuenta con la aprobación, el apoyo y la bendición de los líderes cristianos de todas las denominaciones. En este maravilloso ponencia contamos con el testimonio de Verónica Williams fundadora de la Oración de las Madres, una iniciativa que está hoy presente en extendido centenares en más de 90 países en los que mujeres se reúnen y rezan por sus hijos con el apoyo de un libro que la misma Verónica escribió. El grupo iniciático comenzó su andadura con dos abuelas, Verónica y su cuñada Sandra que sintieron instrumentos del Señor para comenzar algo que en principio lo hacían entre ellas.
Según nos cuenta el portal web Camino Católico en el año 1995, la vida de Verónica Williams quedó marcada por la preocupación por sus hijos y sus nietos. Al ver que su caso no era el único juntó a un grupo de cristianos y fueron al Parlamento británico con el análisis ‘Qué estamos haciendo a nuestros hijos, sobre la dolorosa realidad de problemas como las drogas, la violencia, el materialismo… No hubo respuesta.
Pero otra pregunta rondó en la cabeza de Verónica que se preguntó por el siguiente paso a dar: «¿Qué puedo hacer ahora?» El Espíritu Santo respondió: «Reza por ellos». La receta es muy simple: dejar que sea Él Quien se ocupe de esos problemas que tanto nos agobian.
Cuenta Verónica Williams que una noche se despertó por sorpresa, escuchando en su corazón: «Reza por mis hijos, reza por mis hijos». Cuando se lo relató a su cuñada, descubrieron que ambas sentían la misma indicación. «Me di cuenta de que Dios era el que nos exhortaba a hacerlo. Sentía un fuerte deseo de rezar por mis hijos, por los de la gente que me rodeaba y por otros niños. Durante un mes pedimos al Señor que nos guiara en nuestras oraciones», cuenta. «El consejo y la dirección adecuada, la experiencia y, sobre todo, las indicaciones del Espíritu Santo en los corazones de las madres que acudían al rezo, marcaron una metodología de plegaria semanal», según sus palabras.
Fue ya a finales de 1995 cuando ella y otras cuatro mujeres de su entorno se fueron juntando con asiduidad con la intención de dirigir sus oraciones por su vocación de madres y por la felicidad de sus hijos. «Y no hay mayor felicidad que el hecho de que nuestros hijos conozcan a Dios», aseguraba. Según palabras de la Fundadora Verónica Williams: «La intención es favorecer que cada mujer tenga la confianza de poner ante el Señor aquello que le preocupa. Cuando el dolor de esas madres se queda dentro, se enquista. Es necesario compartirlo con los demás y, sobre todo, con Dios». «En los grupos no se dan consejos. Todos los problemas, las preocupaciones se ofrecen a Dios para que sea Él quien lleve nuestras cruces. Dios nos llama a ser niños, para que como niños nos confiemos a Él. En esta confianza, en esta oración, Él ha ido sanando nuestros corazones, y los corazones de nuestros hijos».